jueves, 30 de julio de 2015

Se necesita un poco de sur para poder ver el norte.

Huelva, Cádiz, Sevilla, Puerto de Santa María, Sanlúcar, Rota, San Fernando, Conil, Caños, Barbate, Zahara, Bolonia, Tarifa, Algeciras, Tánger, Tetuán, Arcos y Jerez.

Seis días, ahí es nada. Algunos pueblos los hemos visto desde el coche, otros una hora escasa. Horas y horas de coche, litros de gasolina, la tremenda sorpresa de ver a Mark Knopfler en concierto, rotondas, rotondas y más rotondas hasta encontrar la salida de pueblos y ciudades, GPS que no funcionaba, comilonas, playa, botes de protector solar y aftersun, quemaduras, arañazos, vistas impresionantes, amaneceres y puestas de sol, familia, amigos que hemos hecho, pescaíto, marisco, intento de surf con olas de un metro, cervezas, copas, canciones a todo volumen, abrazos, mucho sueño, bailes, risas, llorar de alegría, andaluces con mucha labia, alemanes muy guapos, piernas como granito y unas ganas infinitas de quedarnos unos días más.

No puedo escribir un resumen del día a día y las mil anécdotas, pero sí de la necesidad que tenía por este viaje que ha sido impresionante en todos los sentidos, de desconectar, de estar rodeada de las personas que quiero, de volver con mucha más energía, positividad, y ganas por seguir haciendo lo que me gusta. He aprendido mucho, he sacado conclusiones para mejorar y dar mucho más. Me han mostrado que la debilidad a veces es buena para detenerse y centrarte en aquellas cosas y personas que realmente valen la pena y que todo esfuerzo tiene su recompensa tarde o temprano.

Y sobre todo, sin ti no hubiera sido lo mismo.
Gracias por estos maravillosos días.

De mi para mi acompañante.
Basado en unas minivacaciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario