martes, 10 de diciembre de 2013

Marcadas a fuego.

Hasta hace bien poco, pensé que la unica forma de cerrar puertas era quemando puentes. Hacerlos volar en mil pedazos para evitar volver a cruzarlos. Pero ahí quedan los restos como ocurre con el fuego; siempre quedan las brasas de la gran hoguera.

Pues bien, hay personas que quedan marcadas a fuego en nuestra piel y volverlas a tocar, aunque sólo sean pequeñas ascuas del gran incendio, pueden volver a consumirnos. Y vuelven a prender como antes. Ni el agua fría los apaga, ni la arena poniendo distancia las tuercen de su camino.

Se evita aquello que sabemos que es malo para nosotros, que intuímos nos va a hacer daño, que ya nos lo ha hecho... Y a su vez no podemos dejar de contemplarlo como si estuviéramos hipnotizados, esperando que en cualquier momento muestre un hecho insólito, como esa llama azul que en muy raras ocasiones aparece.

He aquí la misma situacion de siempre. Procurando tener más pájaros en la cabeza que mariposas en el estómago. Intentando no destrozar el puente, simplemente cruzarlo de una vez y no retroceder.

Al que desea seguir el camino sin dejar huella. Es imposible.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Eco.

Se nota el cinismo en vena, el "para siempre" quedó atrás y la ilusión ya no es la misma. Ya no existe el sentimiento mutuo, ahora uno de los dos apostará más que el otro y tendrá el as de perder. Porque nunca un "adiós" tuvo tanto eco. Todavía perduran sus consecuencias en el tiempo y en las personas. Ese primer amor; ciego, arrollador, energético, puro, simple y pasional. 

Y también pienso en la armadura que nos ponemos encima para protegernos. Porque nunca un "adiós" tuvo tanto eco. Evitamos que vuelva a doler de la misma manera y sin quererlo, nos volvemos racionalistas con los sentimientos. Ya no los dejamos escapar, los atamos bien en corto para evitar que puedan tirar de nosotros, como si fueran perros.

Y viene a mi cabeza a su vez la contraposición a la defensa. Dejar que una nueva persona sea capaz de entrar donde ya hubo alguien antes. Con miedo ante la posible huida, pero lo más importante son las fuerzas que se tengan para volverlo a intentar. No será lo mismo, no será la misma persona, no serás las mismas circunstancias, pero se intenta. Porque nunca un "adiós" tuvo tanto eco pero evitamos escucharlo, hasta que la onda expansiva se aleje de nosotros.

Que no se diga que no se intenta.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Tu talón de Aquiles.

Todo el mundo ha hecho algún que otro desquite, pero hay que saber cuál es el límite entre estar dentro de la frontera y cruzarla.

Hay personas que te pueden pedir explicaciones, pero la primera de todas ellas debe ser tu conciencia en todo momento. Poder dormir con ella, saber que estás haciéndolo bien y que nadie puede hacerte cambiar de opinión, por mucho que lo intenten.

Pero hay momentos en que te dan por completo en tu talón de Aquiles, te hacen caer, te nublan la mente dejándote tan sólo con la rabia que canaliza todos tus pensamientos.

Y ya caes con el equipo completo. Por falso orgullo, por demostrar que no pueden hacerte caer, por despecho.

A veces olvidamos que las cosas tienen su motivo en nosotros mismos, que no hay que convencer a nadie, que somos la única persona a la cual hay que demostrar el por qué de todo lo que hagamos en esta vida.

Por intentar aparentar algo de lo que todavía no estás seguro, de algo que no ha merecido todavía su tiempo en ser curado, de parecer ser fuerte ante el resto de la gente cuando sabes que todavía no lo eres.

Al que intente aparentar, nunca demuestres algo de lo que careces.