domingo, 24 de agosto de 2014

Tarifa. El Mallorca II.

Pongámonos a hablar sobre lo que cada uno necesita y acabemos coincididiendo en lo mismo. Quiero un sitio tranquilo. Levantarme e ir de la cama a la playa. De la playa a comer y después dormir dos horas más. Vamos otra vez a la playa y después al chiringuito que nos han recomendado. Cerremoslo dejando la mesa llena de cervezas vacías, nada de copas. El mismo sofá todas las noches y no necesitamos ir a otro bar. Conversaciones acompañadas de cerveza, cerveza y más cerveza. Un baño rapidito en el mar y a dormir. Y así hasta que por fin estemos satisfechos, que no hartos.

Hasta que hayamos cargado bien las pilas y no bebernos hasta el agua de los floreros. Unas minivacaciones como si fuéramos viejecitos. Pero oye, nunca he vuelto tan relajada, tan descansada y feliz. Ah, y con recuerdos de todos los días, sin lagunas vamos. Un gustazo eso de no machacar el cuerpo día si y día también. Eso quiero. Eso queremos. Y tan bien nos ha sentado.

Porque va a ser verdad que las mejores vacaciones son los planes improvisados sobre la marcha. Sin pregonarlo a los cuatro vientos que se acaba fastidiando. Sin ilusión ni expectativas, que te vaya sorprendiendo poco a poco el lugar y disfrutar cada instante. Los planes que se hacen con gente con los mismos gustos y carácter. Los que se hacen con toda la confianza depositada en el otro. Las personas que te conocen como si te hubieran parido.

Y lo más importante: "Al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver".

Siempre nos quedará París.

lunes, 18 de agosto de 2014

Kafkianos.

Kafka ni quiso cambiar ni pidió ayuda y llegó a afirmar que a las personas "hay que tomarlas como son o dejarlas como son, porque es imposible modificarlas y a lo sumo se les puede molestar en su modo de ser, eso es todo". Y yo pienso lo mismo.

Creo que una persona no cambia porque lo quiera otra, sino que será una decisión propia. Creo en el libre albedrío humano, en los seres determinados por su carácter desde su nacimiento y no por su educación ni por las circunstancias que le rodean lo que les condicione a tomar las decisiones que crean correctas. Y cada uno es como es. Y eso no se puede cambiar, ni se puede influir, ni se puede alienar una mente. Porque sería contaminarla, perjudiciarla, molestarla.

Creo que la raza humana no ha aprendido quererse y sobre todo, a valorar a las personas tal y como son por ellos mismos. Tal y como son. Y a valorar y crear su propia opinión. De todo y de todos. De personas y de cosas. Y a evolucionar y a avanzar con la experiencia. Y a saber esperar a que el tiempo nos demuestre la verdadera cara de lo que nos rodea. Y a saber encauzar un verdadero juicio de valores en frío, aunque ya hayamos pasado por la combustión.

Seamos kafkianos. Sepamos valorar por nosotros mismos.