sábado, 25 de mayo de 2013

Sin respiro.

¿Quién no ha sido tentado alguna vez en no abandonar la cama hasta destrozarla?. ¿En dejar las sábanas a los pies del abatido colchón empapadas en sudor, la almohada en el suelo y con el único deseo de no dejar a la otra persona sin fuerzas para moverse?.

Empezar a base de caricias brutas, besos acelerados, mordiscos y algún que otro golpe que no sea fuerte, sino los preliminares de la batalla que está a punto de desatarse. Que no sea lento y dulce; que sea frenético y deje sin respiro. Que en ese momento apetezca jugar, vendarle los ojos, atarle las manos y que las tuyas hagan de las suyas.

Que no haya reloj, ni el resto del mundo. Que no haya prisas si no es en quitarle al otro la ropa.

Para el que a veces quiere algo más de desenfreno.

domingo, 19 de mayo de 2013

La gente de verdad.

"Estar rodeado de gente con ética, con principios... ¡Con vida! Que se preocupe tanto por ti como tu por ellos; esa es la gente de verdad".

Estas fueron las palabras que ayer se me quedaron grabadas a fuego. Las escuché como si el cantante las estuviera diciendo sólo para mi, como si conociera mi vida entera y quisiera decirme: "¿qué coño estás haciendo?, olvídate de los cabrones de turno y céntrate"

No pude dejar de darle vueltas a la frase, al sentido que adquiría en estos días esa simple frase. Pensé que esa lección de vida la tenía ya más que aprendida, pero el tiempo y las personas me han demostrado que hay que repasar a veces los conocimientos que se tienen y si de verdad los llevamos a la práctica.

Es curioso ver como los consejos más lógicos se comparten con otras personas y no somos capaces de seguirlos. Siempre vamos a individualizar nuestra propia historia, haciéndola distinta al resto, intentando hacer ver que nunca se ha dado, pero en realidad todas ellas tienen su base: perfecta, buena, mala, caótica, simple y tranquila... Resumiéndose en un requisito esencial; la chispa.

No significa que haya fuego en la cama, ni que sea la antítesis de la monotonía. Para mi adquiere más el sentido de conexión, la capacidad de entenderte y vincularse con otra persona, que te hace compartir con ella todo lo que te pasa, tanto bueno como malo. Que busques siempre su respuesta y no sea para ti indiferente. Puede ser teniendo sólo una conversación, una mirada, un hecho o un roce. Pero que despierte algo en ti, tanto un hormigueo incesante en el estómago como una sonrisa de oreja a oreja al verla, y que no decaiga en fase de letargo como si fuera una almohada en la que sabes que si te apoyas, caerás en un sueño profundo. Si no existe esa chispa, no tiene sentido alargar más una historia que no tiene motivación y que sólo te hace abrir la boca para bostezar.

Para el que ya ha sentido esa chispa y la dejó apagarse, intenta volverla a encontrar. Y si no la sientes con alguien, busca gente con ética, con principios... ¡Con vida! Que se preocupe tanto por ti como tu por ellos; esa es la gente de verdad. Y merece la pena encontrarla.

viernes, 17 de mayo de 2013

Me gusta, me encanta, adoro, disfruto...

Me gusta el frío si estoy cubierta hasta la nariz para no helarme, el calor en la ducha cuando hay algo me preocupa y no moverme mientras intento evadirme de todo pensamiento y noto el agua cayendo. Escuchar música mientras escribo mis "parrafadas" como a mi me gusta llamarlas, que me ayudan muchas veces a expresar lo que pienso, gritar a base del golpeteo frenético a las teclas del portátil, de atravesar las hojas de mi diario con la punta de la pluma o simplemente para entretenerme. Me encanta la fotografía; estar detrás del objetivo y pensar que cada foto es única. He tenido desde los doce años siempre una cámara en la mano, y ya llevo seis. También me lo paso bien haciendo planes, aunque muchos de ellos no los he realizado, pero eso no significa que no los pueda hacer algún día. Sobre todo planes de viaje. Conocer otros países, culturas, gente... Aprender idiomas.

Adoro los abrazos y los besos en las mejillas y en la frente sin venir a cuento de nada. Los detalles tontos, el cigarro con el café y los regalos prácticos. Me gustan las sonrisas que no ocultan maldades, las que salen simplemente porque sí, porque en ese momento está feliz. Me encanta estar en medio de multitudes, estar a solas o quedar con amigos, dependiendo del día.

Disfruto de la compañía de personas que no paran de hablar sin llegar a ser auténticas cotorras, las que no pueden ocultar con sus gestos y miradas lo que piensan aunque lo intenten. Las que agradecen los favores aunque sean pequeños, las personas "echás pa´ alante" porque son personas prácticas en su mayoría y a la vez que sepan autocontrolarse, es decir, que conozcan los límites que no deben sobrepasar para no pegarse un buen batacazo. La gente que en un primer momento puede parecer tímida y hay que ganarse su confianza para poder llegar a ella. Se acaba descubriendo que esas personas son las más interesantes de conocer.

Para el que busca definirse. Intenta hacer tu propia lista. Ésto sólo ha sido una pequeña parte de todo lo que me gusta. 

miércoles, 15 de mayo de 2013

“Esperad tres minutos y tirar”.


Así empezó todo. Sintiendo el pulso en el cuello, en las manos y en las piernas. La boca seca, la piel de gallina tras las capas de ropa y en el estómago no se sienten mariposas sino avispas. No había milímetro en todo el cuerpo que no me dijera a base de escalofríos y temblores “no lo hagas”. Pero en ese momento, en el que sólo estás sujetando una barra y tus pies parecen anclados a un listón de metal, una pequeña parte de ti susurra “salta”. Poco a poco vas deslizando tus pies hacia el borde, hasta que sólo estás apoyada en los talones y sin pensarlo dos veces, abres la mano para soltar el metal y caes.

Ya no piensas. Ya no sientes. Sólo gritas.

Ves las nubes debajo de ti y no ves el suelo. No importa. Todo lo que antes era lógica y miedo desaparece. Estás cayendo al vacío sin nada que te pueda salvar si falla el paracaídas. Y sigue sin importarte.

El tiempo no se mide en segundos, se mide en distancia a la tierra. De repente sientes un tirón, dos, tres… Y en vez de caer, subes unos cuantos metros. Es ahí cuando ya sabes que estás a salvo y empieza el descenso a una velocidad más baja. Ya por fin puedes concentrarte en las vistas y te das cuenta que ni el edificio más alto de Valladolid supera eso. Sale el Sol en ese momento y va iluminando todo lo que tienes por debajo. No sientes ni vértigo, ni mareo. Te da por reír y no sabes si de felicidad o de pura histeria contenida. Te ríes y disfrutas mientras el suelo parece que se va acercando a ti.

Puedes calcular más o menos cuántos metros te separan y van a menos. Treinta, veinte… Y por fin en tierra. Ya no te queda voz, pero sueltas un grito casi inaudible pero que te hace sentir bien.

No te puedes levantar, o eso me pasaba. No sentía las piernas y sabía que si lo hacía me caería al intentar caminar. Me senté en el suelo sin estar atada ni a arneses ni correas, apoyé lo brazos detrás de mí y me dediqué a mirar el cielo que ya no me parecía tan agobiante como desde allí arriba.

miércoles, 8 de mayo de 2013

El egoísmo está justificado.

Es triste ver como algo se resiste a avanzar y que, cuando parece que se da un paso hacia delante, se retroceden dos. Es penoso escuchar exigencias de alguien que no se compromete ni a la cuarta parte de lo que pide. Es deprimente escuchar mentiras cuando se sabe que lo son y han de ser tragadas. Es humillante sentirse un objeto que sirva de pañuelo, de compañero de juergas o de alivios de bragueta. Pero lo que de verdad es lo peor que puede suceder es vivir una mentira y creerse aquello que sale de la boca de las personas, aunque los hechos muestren lo contrario.

En todas esas ocasiones, el egoísmo está justificado. Si alguien no avanza contigo, que no te retenga. Si alguien te exige de más, dale de menos. Si alguien te miente y lo sabes, miéntele también. Si para alguien eres una cosa, usa a esa persona también en tu beneficio.

Al que vive una falsa realidad, quítate la venda de los ojos. Y si ya lo has hecho, ¿te aprovecharías de la situación?.

lunes, 6 de mayo de 2013

"El cariño es la mejor medicina".

Es un lujo pensar que tras los golpes hay personas que sirven de tirita o que van a ser la red que evite tu caída. Sabes que no te van a fallar. Que siempre van a estar ahí. Que cuando el cuerpo se despedaza en cien mil pedazos van a ser ellos quienes te recompongan a base de sonrisas que actúan como vendas o escucharte cuando más falta te hace hablar y desahogarte.

Y aunque no estén en todos los buenos momentos, sabes que van a estar en las malas y eso es lo que hace que vayan haciéndose un hueco importante en ti o que vayan a ser los mismos que taponan la herida evitando que vuelva a abrirse.

Tenía razón aquél hombre que una vez me dijo: "el cariño es la mejor medicina", porque no hay una cura más efectiva que la que pueden dar los que más te quieren.

Al que intenta evitar que le curen, a veces es bueno dejarse cuidar.

"Pasados unos meses alguien me ajustó de nuevo y queda un poco lejos cuando me incendiaste y ya soplaron las cenizas, volaron las cenizas".
Mi primera combustión.
LOL.
http://www.youtube.com/watch?v=sJzY1Xq4iyc

miércoles, 1 de mayo de 2013

Recuerdos.

Hay personas que viven aferrados a sus recuerdos como si fueran  lo más valioso que tienen en este mundo. No hay día en el que no echen de menos a alguien o pasen por un sitio y se les venga a la memoria algún instante vivido en ellos que tendrá la misma importancia que quien estuvo a nuestro lado en ese momento. El lugar en sí no vale nada si no hay alguien que motive ese recuerdo. 

Puede ser alegre o triste, pero forma parte de lo que hemos sido y hecho, y aunque eso no se puede cambiar, se puede soltar poco a poco esos recuerdos, sin dejarlos escapar, dejando paso a que otras personas invadan el presente y nos descubran lugares nuevos. 

Para el que tiene miedo al olvido. No hay que cerrar la puerta al pasado, simplemente abrir la ventana al presente y al futuro.