miércoles, 10 de junio de 2015

Ya es hora.

Ha llegado el momento de volver con energías y vitalidad, a no dejarse llevar tanto por lo malo y más por lo bueno. 

Aprendí hace mucho que de los problemas uno no se preocupa, se ocupa. Que la sonrisa y un "buenos días", aunque no sea tan contagioso como quejarse, al menos cala en las personas que tienes cerca y pienso que algún día me devolverán el saludo con el mismo entusiasmo. Que el pesimismo y la negatividad arrastran al fondo de la piscina y el optimismo te deja disfrutar de la superficie, pero sin dejar de ser realista. 

Y aunque la teoría me la sé, hace mucho tiempo que dejé de llevarlo a la práctica.

He vuelto a recordar que la felicidad reside en uno mismo. Que no hay que buscarla en los demás, sino haciendo feliz al resto. No hay que ser egoísta en esta vida. Y cuando se es feliz, el resto viene rodado, porque sale de uno esforzarse con más ganas por cada cosa que hace y tiene más posibilidades de salir bien. 

Ya es hora de retomar viejas costumbres. 
Esto no es un giro de ciento ochenta grados, es una vuelta a ser una misma. 



De mi para el presente. Contador a cero.
Basado en baches que ha habido por el camino. En golpes sobre la mesa. En decir "hasta aquí".


No hay comentarios:

Publicar un comentario