martes, 2 de junio de 2015

Ser valiente.

Nunca se pierden las ganas de ser valiente si uno lo es. La valentía no se gana con el paso del tiempo, porque es ese paso que por instinto damos sin dudar. Puede haber temor, unos pequeños pasos para atrás y un temblor de piernas, pero la valentía sale si uno lo lleva dentro, porque tiene fe ciega y confianza en uno mismo. Y puede salir bien o mal, pero sólo lo sabrá cuando haya dado el paso y salte. Que salga de adentro todo aquello que piense, que actúe según su conciencia o sea movido por sus impulsos. Pero que lo haga.


Y si hay que pegársela, uno se la pega. 
Y si hay que decir "para", se frena en seco.

Pero nadie podrá decir que no se hizo. 
Porque intentarlo lo puede hacer cualquiera. 
Y los valientes hemos venido a jugar. 




De mi para los valientes.
Basado en cobardías, huídas, temores y un temblor constante de piernas.


(Hoy, un gran amigo ha hecho un gran favor por mi. Esperemos que La Santina interceda.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario