lunes, 15 de junio de 2015

Sentir.

He ido subiendo desde hace tiempo borradores y post del otro blog y he decidido finalmente privatizarlo, escribir solo para mi y poner a funcionar éste al 200%. No es justo que en uno escribiera todos los días lo bueno y malo que me iba sucediendo a modo de diario (porque acumulé tantas libretas y cuadernos que ya no cabían en mis estanterías) y "Séptimo con ascensor" se redujera a un cúmulo de post en el que descargaba toda mi frustación y rabia. Porque como bien explico, iba a ser "Todo aquello que no será dicho, pero necesita ser liberado. Y por eso lo escribo." Pero no me gusta el camino que estaba tomando y he decidí cambiar el tono y simplemente escribir todo aquello que se me pase por la cabeza. Escritos, narraciones, y no tener una lista de borradores; escribir sin filtos.




Temblar por quemarse o quemarse por temblar. Lo primero precede a lo segundo. O no. Tal vez es al revés. O yo que sé. Pero es una sensación tan agradable saber que sientes el contacto y que traspasa todo pensamiento que no sé cómo expresarlo y que se me entienda a la vez.


Que aún hace daño.
Que todavía te hace feliz.
Que sigues llorando.
Que notas el pulso sin necesidad de tocarte las muñecas.


Y lo mejor es que te das cuenta de ello. Que no has perdido la sensibilidad que va mucho más allá del tacto y se transforma en piel de gallina, pupilas dilatadas, piernas temblando, lágrimas de emoción, un vuelco en el estómago o una presión en el pecho. Que estás vivo. Más vivo que nunca. Que no te arrastras de forma automática por las calles.

Y eso hay que saberlo sentir.
Y celebrarlo todos los días, que es lo más importante.



De mi para los que sienten.
Basado en la sensiblerías varias.

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