viernes, 25 de diciembre de 2015

Granada.

Granada es la voz quebrada desde que cruzo el portón de casa, son lágrimas que no me importa que salgan y sobre todo es el abrazo a mi abuela. Llegar al cuarto de mi padre y ver que cada vez que he estado aquí hay algo que me hace recordarlo, fotos de cuando era pequeña apoyadas en los libros de mi padre que hay en las estanterías.

Granada es una contrarreloj conmigo misma, es sacar las ganas de patalear como un niño y gritar "¡yo no me quiero ir!", es saber que tengo poco tiempo para disfrutar, coger aire y volver a sumergirme.


De mi para el tiempo. Párate en seco para no tener que mirar el reloj cuando estoy aquí.
Basado en verdaderos momentos de paz.

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