domingo, 16 de agosto de 2015

Síndrome postvacacional.

Si el síndrome postvacacional es volver a la ciudad y no tener ganas de deshacer la maleta y querer morir al pensar en el lunes que te espera con trabajo y estudio para todo el día, entonces si, sufro síndrome postvacacional y de los grandes. Al menos que en la nevera haya cerveza alivia un poco, pero no del todo.

Pensé que éste verano no iba a tener vacaciones y al final he estado en el sur y ahora me he tomado un descanso en el norte. Echaba de menos mi pueblo de veraneo, mis amigos, la tranquilidad, pero sobre todo echaba de menos a mi familia. A pesar de haber sido un año en el que hemos estado muy unidos, estar sola en la ciudad a veces se hace cuesta arriba y necesitas un descanso de estar tanto tiempo sola.

Mañana será un día que empieza a las siete y media de la mañana y terminará a las diez de la noche, y echaré todas esas horas rindiendo a mi máxima capacidad pensando que es lo que quiero hacer y lo que me gusta y me motiva. Pero hoy va a ser una noche en la que doy por concluido mi verano y creo que puedo permitirme sentirme triste por ello.


De mi para agosto. No te hagas más cuesta arriba.
Basado en retornos.


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