sábado, 1 de agosto de 2015

Para mi.

Lo malo de escribir, es escribir sobre lo que conoces, lo que ves y lo que sientes. Y qué pena tener que escribir sobre cosas malas.

Cada vez que escribo sobre el daño que hacemos y el que recibimos, sobre cuánto puede afectar el dolor y el rencor en nuestro presente y en nuestro futuro, me gustaría no haberlo experimentado. Y me encantaría aún más que mi entorno no hubiera pasado por ello. Porque nadie quiere pasarlo mal, eso es obvio, pero son parte de la vida, pero de nosotros depende como responder ante ello.

Sinceramente, doy vueltas a la cabeza pensando si debo o no publicar un escrito que llega tiempo forjándose y que todavía no he terminado, pero trata sobre estas sensaciones que son difíciles de atajar y el mal sabor de boca lleva durando bastante. Es un texto en el que he descargado rabia, frustración y pena, no es una historia pero sí su desenlace. No versa sobre amor, pero sí sobre la confianza y el respeto, con los demás y con nosotros mismos. Y dudo si publicarlo o no debido a una encrucijada: si es mejor callar (como estoy aprendiendo a hacer) y otorgar o si es más sencillo desahogarme para soltar de una vez todo aunque sea en un blog.

Hasta que lo decida, creo que los anteriores post reflejan varias partes de lo que es todo el escrito.



Para mi.
Basado en textos que todavía no sé si debieran ver la luz.


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