jueves, 26 de marzo de 2015

Él.

Soy mala a más no poder. No hablo de él. Ni subo fotos de él, ni le menciono, ni nada. Soy muy mía. Pero está. Ya lo creo que si está. Hoy se avecina tormenta en la calle y un huracán en casa. Y me gusta el olor a lluvia que deja el asfalto y pisar la ropa tirada por el suelo. Pero lo que más me gusta es ser un koala abrazada a su espalda. Me siento protegida y relajada. Cambio de posición; hay espacios que son perfectos para vivirlos en este invierno primaveral, como estar entre sus brazos mientras me acaricia el pelo. Y el resto del planeta no me importa. Apenas me percato de su existencia. Solamente de que fuera ha empezado a llover por el ruido que hacen las gotas dirigidas por el viento hacia la ventana. Que llueva, que granice, que truene. Me da lo mismo. 

Me lee mientras escribo (en este mismo momento) y mirando disimuladamente veo que sonríe y su cuerpo se relaja. (¿Crees que iba a poner algo malo de ti? Imposible. Por cierto, nos hemos dejado la televisión encendida.)  



Déjame cinco millones de minutos más. Ahora me levanto y la apago.



De mi para él. Te quiero.
De mi para vosotros. Me hace feliz.
Basado en hechos actuales.

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