sábado, 21 de noviembre de 2015

Querido Miguel:

Lo primero: ¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS!! No dudo que lo vas a celebrar por todo lo alto, como cada año. Menos mal que nuestra tradición es celebrar los cumpleaños con retraso, pero se me hace raro que no estés aquí aunque sea para darte un abrazo en tu día.

No sabes lo que te echo de menos, todo lo que me haces falta aquí. Bueno, en realidad sí que lo sabes, porque te lo he dicho cada vez que hemos hablado. Este mes sé que se me va a hacer más largo que los otros al ser el último, pero no importa; esto es una cuenta atrás al fin y al cabo. Y mientras yo espero que vuelvas, tú no has vuelto y ya te quieres volver a ir. Lógico en ti. Eres un culo de mal asiento que no para quieto y cuando no has terminado una cosa ya estás pensando en la siguiente. 

Jamás he comprendido cómo llegamos a ese punto medio de entendernos tan bien sin matarnos por el camino. Bueno sí. Si que nos hemos matado a veces. Hemos tenido nuestras temporadas como toda amistad, pero no puedo compararte a ningún otro amigo. Nos conocemos desde que éramos unos críos, y todavía seguimos siéndolo a veces, pero cada uno con sus virtudes y defectos completamente contrarios al otro. Has estado en las buenas y no tan buenas. En las malas, en las pésimas y también en las eufóricas siendo tu mismo en cada momento. No has cambiado nada y eso es de valorar. 

Siendo tan distintos nos hemos tomado la medida. De saber cómo hablarnos según el estado de ánimo del otro, de decirnos las verdades a la cara aunque duelan pero sabiendo curar a la vez. De apoyarnos entre nosotros cuando cojeamos y saber dar tiempo y espacio. Aguantarnos cuando la rabia nos consume, poner la cara, saber cuándo pedir perdón y darnos las gracias, saber los gustos y las debilidades del otro. En definitiva, nos tenemos calados. 

Mi intención era escribirte una carta a mano y te escribí cinco. No me decidía por ninguna, unas son más alegres y otras más tristes y melancólicas. Como no sabía cuál enviarte, he decidido juntarlas todas en un mismo escrito. Sé que no es lo mismo recibir una carta que leer por el ordenador, pero quería que tuvieras algo por tu gran día. Para recibir regalos atrasados ya tendremos días cuando regreses y sobre todo para celebrarlo. Quería que supieras todo lo que eres y significas para mi en tu cumpleaños, aunque ya lo sabes o al menos espero que lo intuyeras. Me conoces y sabes que no soy de ponerme sentimental, pero una vez al año no hace daño y qué mejor día que éste para recordarte todo esto.


Una vez más, muchísimas felicidades marmotilla. Que sea un gran año para ti.

Un beso enorme. Te quiero mucho.

P.D.: ¡vuelve ya! 

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