miércoles, 4 de noviembre de 2015

No tienes ni puta idea.

A finales de septiembre tuvo lugar una jornada de conferencias. Asistí a muy pocas charlas pero de todas ellas me queda un mensaje de superación, aprendizaje y esfuerzo constante. Salí con unas ganas enormes de comerme el mundo, con una motivación que sólo aquellas personas que te cuentan su experiencia, con las victorias y derrotas, saben transmitirte. De todas ellas, una llamó mi atención y lo hizo de una manera muy profunda. Se titulaba "El cuidado de lo invisible" y quien expuso esa charla fue Gabriel Heras, médico intensivista y creador del proyecto HU-CI (Humanizando los cuidados intensivos). Yo desde aquí le quiero volver a agradecer su labor y trabajo, su entusiasmo e ilusión por este proyecto. 

Hace dos días se publicó en Youtube su exposición: 



El día de esta charla salía emocionada y fui a casa y conté a mi familia lo que había escuchado. Hemos tenido mala suerte en temas de salud estos años, ya sea por uno u otro familiar. Pérdidas y malos tragos que al final han acabado bien. Mentiría si digo que no lloré mientras él hablaba y mentiría aún más si niego que hoy he vuelto a llorar al ver el vídeo. Se lo he enseñado a mi madre y hemos llorado juntas en silencio mientras lo veíamos. Son muchos recuerdos recientes vividos cada una de una manera completamente distinta, pero ante todo con una máxima que nos permitía avanzar: la familia es lo primero que importa. 

Aquellos que me conocen y leen saben de lo que hablo y las ganas que tengo de que acabe este año. 

El título de esta publicación tiene su motivo. Mientras volvía a escuchar la conferencia, al igual que cuando la escuché en directo, una frase me rondaba la mente: "no tienes ni puta idea". Todavía puedo revivir el momento que la escuché y será de los pocos de estos últimos meses que tal vez no pueda olvidarme en mucho tiempo. También será el único recuerdo que me quede de la persona de cuya boca salió la expresión, que conocía más a fondo que yo la situación que estaba viviendo. No sé si tenía intención de hacerme daño o quería que fuera más consciente de lo que estaba sucediendo, pero la frase ahí quedó grabada en mi memoria. 

Sí, es cierto, no tenía ni puta idea. No sabía lo cerca que hemos estado de volcar, por decirlo de alguna manera. Sólo sé que actué de la forma que me habían enseñado y era no preocupándome, sino ocupándome en la medida que podía, de hacer todo lo posible y sentirme útil. Qué bien expresa Gabriel la impotencia que se siente al saber que no puedes hacer nada y quieres darlo todo. Qué rabia te come por dentro al ver que no es suficiente y también cuando necesitas expresárselo a alguien que crees que puede llegar a entenderte. Qué amargura te queda por dentro cuando sabes perfectamente que no has hecho las cosas del todo bien.


Todos esos sentimientos quedan dentro esperando salir algún día en forma de palabras y que las escuche la persona indicada.
Todas las heridas esperan cicatrizar algún día.



De mi para todos aquellos que muestran su parte humana en todos los aspectos de la vida. Gracias.
Basado en conferencias y en experiencias.

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