viernes, 13 de noviembre de 2015

Espejos, reflejos y no espejismos.

Tu vienes. Yo voy. Y en la mitad del camino, donde creíamos que había llegado el final, nos volvemos a encontrar para seguir caminando juntos. Y no es un espejismo.

Yo he cerrado mis puertas y tu has abierto tus ventanas. Eso fue lo que nos faltó hacer a ambos y ya está hecho. Supe que tenía que encontrar el camino de vuelta cuando vi los restos esparcidos de mi misma después de tu paso y de la guerra que me autodeclaré por ello.

Y tu... No sé qué echaste en falta para volver, y no sé si quiero saberlo o no, pero lo importante es que regresas.

Y volvemos a vernos como un espejo el uno para el otro. Viste repetidamente mi cara de sorpresa cuando te encuentras a alguien en la que te reconoces y esta vez es una más de esas situaciones. Tenernos tan calados desde el primer momento no sé si es bueno o malo, pero no termines de ser mi reflejo.

Ahora lo entiendo. Me gusta verme en ti, por más que me agobie ver mis defectos.


De mi para aquella persona que vuelve. Te he echado de menos.
Basado en caminos por andar.

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