miércoles, 14 de octubre de 2015

Catorce.

Lo bueno de un martes trece, es que le sigue el catorce. Es un número que he pensado varias veces tatuarme por todo el significado que tiene para mi y al final descarto la idea al pensar: "si lo llevo grabado a fuego, ¿para qué necesito llevarlo impreso con tinta?".

El catorce recoge muchas fechas de distintos meses y años. Penas y alegrías, lágrimas de tristeza y de felicidad. También haber conocido a una persona muy importante en mi vida y también la despedida de otra. Puedo decir que todos los catorces son dignos de ser resaltados en mi calendario. Se cumplen nueve meses de, tres años y ocho meses de... Y así hasta que son cinco catorces a recordar.

Cómo pasa el tiempo. Lo que ya cuento en meses, me parece que ha pasado hace días, y lo que ocurrió hace años, me parece que fue ayer. No sé hasta qué punto intervienen los sentimientos a la hora de recordar momentos, pero supongo que mucho si todavía se me cae la lagrimilla, o sonrío, o me tiemblan las piernas, o un escalofrío que recorre toda mi espalda termina posándose en el pecho.

Se dice "para atrás ni para coger impulso", pero creo que no está de más girar la cabeza para mirar de vez en cuando lo que llevamos recorrido y qué lecciones nos dio el pasado para mejorar en el presente y en el futuro.



De mi para ella, para mi madre. Una fuente incesante de consejos.
Basado en fechas importantes.




No hay comentarios:

Publicar un comentario