miércoles, 20 de mayo de 2015

De plomo y hierro derretido.

(Hacía mucho que no escribía una entrada en este blog, pero la inspiración viene y va como la suerte.)


Las grandes historias ahora tienen su origen los sábados. Y ésta no iba a ser menos. Salgo para estar con mis amigos, para bailar, para tomarme unas copas tranquila, relajada, para olvidar por un rato la rutina y divertirme. Tras muchos años saliendo por mi ciudad, ha llegado el punto en que salir se convirtió con mis amigas en un "sota, caballo y rey". Los mismos lugares, las mismas personas, las mismas barras y la misma discoteca donde rematar la noche. Por eso, de vez en cuando me escapo y cambio de amigos con los que salir y cambiar de bares. Que me cuenten otras historias, otros momentos épicos que les ha pasado, crear nuevas anécdotas que poder contar.

Y esta historia ocurrió un día de ésos, en los que había cambiado de gente y de lugares. Pero un sábado al fin y al cabo en la misma ciudad.

¿Qué quieres que te diga? Soy de plomo derretido. Si algo se me mete entre ceja y ceja voy a por ello sin dudarlo y llego a resultar muy pesada cuando me propongo algo. Jamás pensé que sería capaz de asegurarme de que tuvieras mi móvil, Ya te lo he dicho, soy pesada hasta decir basta.

Y después de ser plomo, me convertí en hierro fundido. Porque no puede ser verdad que seas capaz de nublarme mi razón. Yo, que soy la objetividad en persona. Todos los consejos que doy a mis amigos no soy capaz de cumplirlos si se trata de ti. Analizando desde fuera la situación, cualquiera hubiera dado marcha atrás y se hubiera ido por donde ha venido. Pero no, aquí estamos para ponernos delante del cañón todas las veces que haga falta. Para jugar a la ruleta rusa. Apostar y esperar ganar la mano alguna vez.

Porque "algún golpe de éstos será de suerte".

Y ahora dime que contigo saco todo el carácter que tengo y la gente que me conoce de verdad te dirá que no me has visto sacar las uñas, que he podido lanzar cuchillos, pero no te has llevado la estocada mortal. Porque si me provocan, yo también sé jugarme la boca, como diría Sabina.

Y vaya si me la jugué.
Y vaya si me la estoy jugando.
Y vaya si te la sigues jugando conmigo.

De mi para el rival.
Basado en partidos sin tiempo muerto, prórrogas ni final.

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