martes, 1 de marzo de 2016

1 de marzo. 412 días.

Este año no necesitaba un día más si iba a ser así. 14 de enero, febrero, marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre, diciembre, un enero más y el 29 de febrero no es el fin. Como si 330 días no hubieran sido suficientes, la espera pidió una prórroga, se intensificó en el tiempo y ya son 412 días en total.

Revivo en mi mente lo que ocurrió durante estos días el año pasado y más ese 2 de marzo, y puedo verme en las calles por las que anduve y los lugares donde estuve como si de mi propio fantasma se tratara. Puedo recordar las personas que estaban y gran parte de ellas siguen aquí. Las lágrimas que no lloré y debí hacerlo a su tiempo para que ahora no tengan que estar derramándose sin poder hacer nada por evitarlo. No existen apenas diferencias de un año a otro y me siento anclada en el mismo punto.

Es un tanto egoísta por mi parte sentir tristeza, pero también percibo su frustración que acabo haciendo mía. Ya es la quinta vez y lo único que cambia es la melancolía que siento por no ser el mismo contexto ni la misma situación. Ya no estamos como al principio con la templanza y la calma marcando la pauta a seguir, y la gran alegría de poder decir "ya ha pasado" se disipó, quedando sólo la frase "aquí seguimos" aliviando y dejando atrás el nudo en el estómago de pensar que podríamos no haber continuado en este camino. 

El paso de los meses acentúa la amargura de no terminar este episodio y la fuerza y la ilusión se debilitan y disminuyen aún más si pueden en cada mala noticia. Pero todavía existen aunque sean escasas.


De mi para este año y dos meses. No queríamos sumar más.
Basado en un primero de marzo que pesa 412 días.

No hay comentarios:

Publicar un comentario