jueves, 25 de febrero de 2016

Tu todo por su todo.

Fíjate en cómo te demuestran que no llevas razón, cómo te explican lo que no conoces o entiendes. Céntrate en los que no se fijan sólo en el color negro de tu ropa, sino en toda la variedad de colores que tienes dentro. En los que no se quejan, que siguen andando y no les importa el peso que carguen a la espalda. En los que tienen sonrisas para todo, incluso para lo malo.

Mira como si hubieras descubierto un gran tesoro a aquellos que dan los buenos días aunque se levanten antes de amanecer, que dan las gracias y piden perdón cuando lo sienten de verdad. Valora a los que aprenden el idioma de tus gestos, tu mirada y te calan por el tono de tu voz. Aprecia lo pequeño y a la vez lo enorme de sus detalles contigo. Ten por seguro que esas personas no querrán hacerte daño por más que te resulten hirientes sus palabras. Confía en ellas, diles qué piensas en cada momento. 

Haz un intercambio con ellas, tu todo por su todo y verás que no temes perder y no prestarás atención a lo que ganas, porque has confiado en ti a la hora de escogerlas, y esa es la mejor apuesta que puedes hacer.

No te encierres ni entres en clausura si te encuentras a alguien como ellas, no quieren arrinconarte ni que sientas agobio, simplemente no  conocen el miedo y se arriesgan por ti. Eso es de valientes.



De mi para esos tesoros. Qué ilusión encontraros.
Basado en ejemplos a seguir.

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