jueves, 25 de julio de 2013

Thanks.

Aunque no estoy al lado del mar, por lo menos me encuentro fuera de la ciudad. Se pueden ver las estrellas, esas que sólo se ven cuando no hay luces de edificios ni de farolas. Estoy rodeada por una sinfonía de insectos. Sólo le tengo pánico a las arañas, pero el ruido incesante de otros bichos me inquieta. Me gusta el campo, pero de día, cuando puedo saber al menos por dónde piso. El césped está cuidado, gran alivio para mi y gran trabajo para la persona que haya tenido que pasar la máquina ante una finca tan grande. Todavía huele a hierba recién cortada y en el aire se siente la humedad que deja el aspersor.

Echaba de menos estas noches de verano, las de copa en la mano, manta sobre los hombros y una buena conversación entre los labios. Pero no puedo evitar que algo interrumpa este momento. Si, el invento del demonio, el odiado, el asqueroso y bendito móvil. Porque más de una vez no ha faltando nada para lanzarlo y otras tantas para sentir el infarto al no encontrarlo. Hoy escribo desde mi maltratado móvil, porque he visto una imagen que no hace más que dar que pensar, en vez de disfrutar lo que iba a ser una cena tranquila y sin preocupaciones.

 De fondo suena la radio y la noticia del accidente de tren en Galicia. Eso sí que pone los pelos de punta. Creo que no puedo quejarme de nada si tengo lo más importante del mundo, que es la vida. No tengo derecho a escribir sobre mis extensas ideas, ni cuentos, ni escribir historias. Doy gracias por estar viva que es mucho decir. Por mi familia, por mis amigos, por ver todas las mañanas el desayuno en el salón. Aunque muchas personas no le den la importancia que se merece, al menos espero que consideren la idea de que no son eternos.

Ahora esa imagen cobra más vida que nunca. Creo que la próxima persona que me diga lo que siente por mi, ya sea bueno o malo, le daré las gracias. Porque al menos sabré que siente algo por mi, aunque sea odio, pero algo he despertado en esa persona.


Al que obvia lo más esencial; no des nada por seguro.

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