viernes, 7 de junio de 2013

A esa persona.

He conocido a una persona más por sus silencios y actos inconscientes que por sus palabras y hechos. A entenderla sin que ella se explique; sin dejarse ver por dentro y creo que no quiere que lo vean otros.

Es una persona que muestra su debilidad en su coraza y en sus ganas de evadirse y no pensar. Esa armadura de hierro que siempre lleva por debajo de la piel me hace dudar, pensar que para mi mantendrá la distancia, que sus temas de conversación seguirán siendo tan intrascendentes como las palabras que cruzas con un vecino en el ascensor, que su comportamiento seguirá siendo algo frío e indiferente y que las horas están contadas con ella. No sé a que sigo esperando.

Aunque no la conozco desde hace mucho tiempo, me parece que no es ni la sombra de lo que fue, que arrastra su historia desde hace demasiado y continuamente busca el olvido de esos recuerdos que lleva atados a los huesos o intentar revivir todo aquello con otros ojos y otra sonrisa.

Por un lado, siento alegría al pensar que todavía queda gente que ama sin límites y por el contrario, siento tristeza por todo lo que guarda y que se pueda identificar con las canciones de Andrés Suárez, como si su vida fuera un eterno domingo de lluvia.

A esa persona. 
No sé cómo te pudo hacer tanto daño. Y menos que lo consintieras.




Y que yo consienta contigo esta situación.

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