martes, 11 de diciembre de 2012

Silencios desconcertantes.

Quisiera saber qué piensas cada una de las tantas veces que te has quedado callado a mi lado. Ya de por sí es difícil explicar nuestros propios actos y sentimientos como para querer ahondar en el pensamiento de otro ser humano. Y aún y así lo intentamos.

Somos dañinos para nosotros mismos. Nos castigamos como si otras personas no nos tormentasen lo suficiente como para intentar descubrir qué quieren decir en cada mirada o en cada gesto. Siempre sin decir nada... Y ahora, ¿qué hacer? No me basta con intentar saberlo todo por mi cuenta, necesito que me expliques.

Para el que no habla y espera ser entendido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario