lunes, 12 de enero de 2015

Cambalache.

A veces el camino recto no siempre es el más corto. Y eso me digo cuando vuelvo a casa. Me doy un paseo, doy vueltas por las calles y aquél que me haya visto cruzar dos o tres veces delante de él habrá pensado que me he perdido de verdad. Y es que a veces hay que perderse para encontrarse. Y a veces también hay que desconectar para resetear la cabeza. Porque voy con los auriculares puestos cuando camino sola, y muchas personas me han dicho que si soy antisocial, a lo que yo les respondo que más bien socializo conmigo misma en esos momentos.

Tenemos un plan de vida fijado. A qué hora de levantarse, qué desayunar, qué tengo que hacer hoy, qué tengo que comprar, y así una sucesión de actividades automáticas hasta que llego a la cama todas las noches con la sensación de no haber usado realmente el cerebro para nada. Y ahí es cuando mi mente se despierta y comienza el verdadero cambalache personal.

Vamos por la vida en modo automático y se los olvida cómo se conducía. Triste. Es realmente triste pasar por esta vida intentando no tener ni un sólo roce cuando lleguemos a la meta. 

A veces me da por pensar durante el día. Mi cabeza sabe que tengo que dormir y ha diseñado un plan perfecto contra el insomnio. No debería contarlo, porque cada vez estoy más segura de que esta vida es para los egoístas, los que estudiaron en la escuela los pronombres personales "yo, mi, me, conmigo" y se olvidaron de la segunda, tercera persona y del plural. Y si algo le afecta, que sea algo que afecte a todo el mundo. 

La semana pasada sucedió los terribles atentados de París y todo el mundo se volcó en las redes sociales para escribir #jesuischarlie y condenar el terrorismo por la barbaridad cometida por unos extremistas fanáticos captados. Yo pienso que la gran mayoría de la población de este mundo también es un extremista fanático captado del pensamiento predominante. Cada día mueren centenares de personas por sus creencias e ideología y tiene que ocurrir el atentado a las puertas de nuestra casa para involucrarnos aunque sea un poco.

Lo siento, pero no. Yo no soy Charlie, Condeno toda manifestación de violencia, ya sea psíquica o física. Desde el insulto hasta la bala y el explosivo. 

Y aquí es cuando vuelvo al tema. Yo prefiero el "yo, mi, me, contigo", que tan bien supo describir Sabina. Pensar que la vida también puede resumirse a un "nosotros". Consejo de supervivencia: no necesites a nadie. Pero quiere. Quiere mucho. Quiere por encima de tus posibilidades. Y cuando llegues a querer tanto verás que sólo necesitas a esas personas que tanto amas. Y que en el fondo, la acción de darse no implica sacrificio alguno, que es mucho más simple, sencillo y la sensación de felicidad es mucho mayor. Porque si decides subirte a un determinado tren, no estás descartando otros trenes. Es que sabes que hay un vagón con dos asientos (o unos cuantos más, porque todo el mundo viaja con familia y amigos) que llevan su nombre y el tuyo. Y no quieres estar en otro asiento que no sea ese.


De mi para los egoístas.
Basado en hechos para dos. Y para todos.



Cambalache. Cantado por Joan Manuel Serrat. Escuchadlo.

https://www.youtube.com/watch?v=UbyOj5HrshQ

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